Por Ana Beatriz Franco, Gerente General de Kimberly-Clark Perú y Líder Cluster Andes (Perú, Bolivia y Chile)

Una de nuestras aspiraciones es lograr convertirnos en un país sostenible, pero los desafíos nunca faltan. Actualmente, uno de los principales retos del sector empresarial peruano es minimizar la huella de carbono, que, según el Ministerio del Medio Ambiente, produce casi el 1% de emisiones de CO2 a nivel global. Si bien es fácil caer en la preocupación por el futuro, durante este mes de junio, en el que conmemoramos el Día Mundial del Medio Ambiente, es el momento ideal para reflexionar y optar por una visión optimista en la búsqueda de oportunidades, para poner en práctica estrategias que minoricen nuestro impacto en el planeta.

Para esto es importante que todos los participantes de la cadena de suministro seamos parte del cambio para un futuro sostenible, como individuos y como organizaciones. En el caso de los negocios, existe la oportunidad de conectar con los stakeholders a través de capacitaciones e iniciativas que fomenten la educación medioambiental. También es crucial que las empresas opten por procesos de producción sostenibles, un modelo que mida y controle el uso de recursos naturales, así como minimizar las emisiones contaminantes y residuos tóxicos.

En línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) N°12 propuesto por la ONU, para una producción y consumo responsable, desde Kimberly-Clark hemos implementado una planta de cogeneración y tratamiento de agua, permitiendo autogenerar hasta un 60% de energía eléctrica y ahorrar un 50% de consumo de agua en nuestra Planta de Puente Piedra. Y, en cuanto a gestión de residuos sólidos, logramos una reducción en un 75%.

Como compañía seguimos innovando para lograr nuevas maneras de minimizar nuestra huella ambiental. Nuestro Plan de Sustentabilidad a 2030 tiene como objetivo trabajar por el bienestar de mil millones de personas en comunidades marginadas a nivel mundial, enfocándonos en clima, bosques, agua y plásticos.

Para alcanzar las metas que nos plantean los ODS es necesaria la colaboración e involucramiento de toda la cadena, desde productores hasta consumidores, incluidos los mundos público y privado. Desde el aspecto público es necesario diseñar políticas que favorezcan las inversiones en tecnología, de manera que se puedan ofrecer bienes y servicios con bajas emisiones, una menor huella plástica y forestal. Este camino es la base para una producción y consumo sostenible, y es una tarea de todos.

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