Es importante que los padres reconozcan cómo se encuentran emocionalmente para que puedan ser una guía durante este proceso de adaptación.

El primer día de clases escolares, ya sea en primaria o inicial, es un momento crucial en la vida de muchas personas. En estas circunstancias, los niños se pueden expresar de diferentes maneras (llanto, malestares físicos, etc.) propios del inicio de un nuevo proceso de adaptación. Para que esta etapa se lleve a cabo de manera apacible, es necesario que los pequeños se sientan protegidos y cómodos y que los padres reconozcan sus emociones de manera que puedan guiar a sus hijos.

“El primer día de clases es un proceso de adaptación donde la parte cognitiva del niño o niña se adapta al nuevo contexto”, señala el Lic. Juan Sánchez Enríquez, psicólogo clínico del complejo hospitalario Alberto Barton. El especialista señala que la motivación tendrá un papel crucial en el niño por todo lo que puede llegar a hacer en este nuevo contexto, es por esto que se debe dejar que use su imaginación sin menospreciar lo que hace o dice.

El especialista añade que igual de importante en este día es el comportamiento de los padres. Los padres inician la etapa escolar con diversas expectativas de cómo le irá a su hijo: “Las expectativas de los padres van a marcar la pauta de acompañamiento y de protección que van a tener con sus hijos. Algunos están temerosos, otros quieren que sean los mejores en calificaciones, etc. Este tipo de expectativas son las mismas por las que ellos pasaron durante su niñez. Lo que no se dan cuenta es que esta carga emocional la transfieren a sus hijos a través de la comunicación, lo cual se traduce en su comportamiento”, señala el Licenciado Sánchez.

El especialista menciona que es importante que los padres hagan una re-observación de cómo se encuentran emocionalmente: “esto nos permitirá buscar estados de tranquilidad y calma que nos permita acompañar y proteger a los niños en este proceso de adaptación”, añade.

El especialista da algunas recomendaciones a los padres para lograr el bienestar de este proceso de adaptación:

  • Sienta, exprese y actúe adecuadamente sus emociones.
  • Dé, pida y reciba frases de elogio que protejan al niño de la crítica; evite los sobrenombres u otras “caricias negativas”.
  • Exprésese con claridad y precisión, cargando de significado sus palabras, de manera que el niño maneje un lenguaje empoderado y aprenda a tomar sus propias decisiones.
  • Desarrolle una sólida autoestima en el niño para que se valore, se quiera, se respete.
  • Desarrolle su autonomía, de manera que el niño se sienta capaz de pensar, sentir y actuar por sí mismo.
  • Reafirme sus capacidades descubiertas y desarrolladas por sí mismo, confirmando su nivel de ser competente sin compararse con los otros.
  • Desarrolle su capacidad de disfrute, de sentirse vivo, poniéndose en contacto con su propia satisfacción y placer.
  • Fortalezca el tema de los horarios y rutinas, ya que este permitirá que el niño aprenda a controlar su cuerpo, su conducta, sus emociones y a planificar sus propias actividades.
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